La seguridad siempre ha sido un aspecto esencial en la gestión de flotas, pero ocasionalmente es necesario desafiar las creencias convencionales para forjar un camino hacia una flota más segura. Te invitamos a reflexionar con nosotros en una nueva mentalidad en materia de seguridad de flotas.
Más allá de etiquetar la seguridad como una «prioridad», deberíamos considerarla un valor fundamental. Las prioridades cambian con el tiempo, compiten entre sí y se adaptan a situaciones cambiantes. Por otro lado, los valores son inmutables y actúan como cimientos sólidos. La seguridad debe ser un valor incuestionable en lugar de una mera prioridad dentro de las organizaciones, y el Administrador de flotas debe tocar la puerta de Recursos Humanos y de la Dirección para lograr este cambio de mindset empresarial. Para ello, hay varias dimensiones sobre las que trabajar, que las ponemos aquí sobre la mesa para analizar en conjunto.
Abandonar la idea de «Accidentes menores»
La noción de que los incidentes de seguridad sean denominados como «accidentes» merece una revisión. Este término tiende a minimizar la previsibilidad de los incidentes y perpetúa la creencia de que son hechos aislados. Desde nuestra labor como responsables de la seguridad de los conductores, debemos impulsar un cambio en esta perspectiva y analizar de cerca cada incidente, buscando las causas subyacentes en lugar de etiquetarlo simplemente como un «accidente».
Cambiar la culpa por el aprendizaje
En lugar de mantener una cultura de la culpa, debemos adoptar una cultura de aprendizaje y desarrollo. Reconocer errores y faltas es crucial, pero debe hacerse de manera constructiva. La cultura de la culpa tiende a castigar al conductor, al responsable de la flota, o al taller, en caso de una falla, erosionando la confianza. En su lugar, favorezcamos una «cultura de entrenamiento» donde los errores se convierten en oportunidades de aprendizaje.
La seguridad como un estilo de vida
La seguridad no debe limitarse a un área específica dentro de la empresa; debe incorporarse en la vida cotidiana de la organización. Fomentar una cultura de seguridad adecuada involucra a todos los colaboradores, en lugar de limitarse a un sector exclusivo o personas concretas. Todos deben sentirse responsables de la seguridad, independientemente de su función.
Datos: Calidad sobre Cantidad
La avalancha de datos que proporciona la tecnología en la actualidad puede ser abrumadora. El enfoque debe ser mantener los datos procesables. En lugar de tratar con una gran cantidad de datos, identifiquemos los más críticos y actuemos en consecuencia. Apoyarnos en datos para explicar a los conductores sus comportamientos al volante y los riesgos que eso implica en su seguridad es siempre más efectivo e impactante. Decirle “manejás rápido” no es lo mismo que mostrar un reporte mensual con reiterados excesos de velocidad.
El cumplimiento es sólo un punto de partida
El cumplimiento es importante, pero sólo es el comienzo. La seguridad va más allá de cumplir con normativas; se trata de gestionar el comportamiento propio. Aquí es donde la cultura de seguridad y el liderazgo desempeñan un papel fundamental.
Reconociendo la importancia de los datos de seguridad, no solo a nivel ejecutivo sino también para los empleados de primera línea y el proceso de desarrollo, podemos transformar la seguridad en algo más que un mero aspecto de la empresa. La seguridad no es una prioridad; es una forma de vida.